jueves, 9 de septiembre de 2010


Un corazón que escuche

Un médico psicólogo atendía una consulta en un hospital… sus pacientes
eran adolescentes… Cierto día le derivaron un joven de 14 años que desde
hacía un año no pronunciaba palabra y estaba internado en un orfanato…

Cuando era muy pequeño, su padre murió… vivió con su madre y abuelo hasta
hacía un año… a los 13 muere su abuelo, y tres meses después su madre en
un accidente… Sólo llegaba al consultorio y se sentaba mirando las
paredes, sin hablar. Estaba pálido y nervioso…

Este médico no podía hacerlo hablar. Comprendió que el dolor del muchacho
era tan grande que le impedía expresarse, y él, por más que le dijera algo,
tampoco serviría de mucho.

Optó por sentarse y observarlo en silencio, acompañando su dolor…. Después
de la segunda consulta, cuando el muchacho se retiraba, el doctor le puso
una mano en el hombro: "Ven la semana próxima si gustas… duele
¿verdad?…" El muchacho lo miró, no se había sobresaltado ni nada… sólo
lo miró y se fue…

Cuando volvió a la semana siguiente… el doctor lo esperaba con un juego de
ajedrez… así pasaron varios meses… sin hablar… pero él notaba que
David ya no parecía nervioso… y su palidez había desaparecido… Un día
mientras el doctor miraba la cabeza del muchacho mientras él estudiaba
agachado en el tablero… pensaba en lo poco que sabemos del misterio del
proceso de curación… De pronto… David alzó la vista y lo miró:

"Le toca" – le dijo.

Ese día empezó a hablar, hizo de amigos en la escuela, ingresó a un equipo
de ciclismo y comenzó una nueva vida … su vida.

Posiblemente el médico le
dio algo… pero también aprendió mucho de él… Aprendió que el tiempo hace
posible lo que parece dolorosamente insuperable… a estar presente cuando
alguien lo necesita… a comunicarnos sin palabras.Basta un abrazo, un
hombro para llorar, una caricia… un corazón que escuche.

QUE DIOS TE BENDIGA CON AMOR SIEMPRE

No hay comentarios:

Publicar un comentario

jueves, 9 de septiembre de 2010


Un corazón que escuche

Un médico psicólogo atendía una consulta en un hospital… sus pacientes
eran adolescentes… Cierto día le derivaron un joven de 14 años que desde
hacía un año no pronunciaba palabra y estaba internado en un orfanato…

Cuando era muy pequeño, su padre murió… vivió con su madre y abuelo hasta
hacía un año… a los 13 muere su abuelo, y tres meses después su madre en
un accidente… Sólo llegaba al consultorio y se sentaba mirando las
paredes, sin hablar. Estaba pálido y nervioso…

Este médico no podía hacerlo hablar. Comprendió que el dolor del muchacho
era tan grande que le impedía expresarse, y él, por más que le dijera algo,
tampoco serviría de mucho.

Optó por sentarse y observarlo en silencio, acompañando su dolor…. Después
de la segunda consulta, cuando el muchacho se retiraba, el doctor le puso
una mano en el hombro: "Ven la semana próxima si gustas… duele
¿verdad?…" El muchacho lo miró, no se había sobresaltado ni nada… sólo
lo miró y se fue…

Cuando volvió a la semana siguiente… el doctor lo esperaba con un juego de
ajedrez… así pasaron varios meses… sin hablar… pero él notaba que
David ya no parecía nervioso… y su palidez había desaparecido… Un día
mientras el doctor miraba la cabeza del muchacho mientras él estudiaba
agachado en el tablero… pensaba en lo poco que sabemos del misterio del
proceso de curación… De pronto… David alzó la vista y lo miró:

"Le toca" – le dijo.

Ese día empezó a hablar, hizo de amigos en la escuela, ingresó a un equipo
de ciclismo y comenzó una nueva vida … su vida.

Posiblemente el médico le
dio algo… pero también aprendió mucho de él… Aprendió que el tiempo hace
posible lo que parece dolorosamente insuperable… a estar presente cuando
alguien lo necesita… a comunicarnos sin palabras.Basta un abrazo, un
hombro para llorar, una caricia… un corazón que escuche.

QUE DIOS TE BENDIGA CON AMOR SIEMPRE

No hay comentarios:

Publicar un comentario